La culpa no fue tuya
ni fue mía.
Fuimos los dos culpables
por igual.
A ti te pareció todo
muy justo,
a mi en cambio me pareció brutal
eso de andar tirando por la vida
lo poco que pudimos rescatar
de aquello que vivimos juntos,
lo juzgues para bien ó para mal.
Y si acaso tuvimos culpa alguna
no nos cabe a nosotros indagar
pues los dos le pusimos cuerpo y alma
luchando sin descanso hasta el final
tratando de ganarle la partida
a la insoportable amiga soledad.
Lilian Elizabeth De Marco
Derechos reservados